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![]() lunes, 21 de mayo de 2001 Por
Javier Santiago
LA FORMULA no ha podido ser alterada... En el debut del quinteto estadounidense Backstreet Boys, el pasado |
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sábado
en el estadio municipal Hiram Bithorn,
una vez
más se probó que la receta ideada desde la conquista del rock & roll, sigue surtiendo su efecto a la hora de mantener cautiva la atención de miles de jóvenes de cualquier parte del mundo. Claramente, en ese proceso de crear todo el ambiente para lograr vender dos funciones en el difícil escenario que es el Bithorn, los Backstreet Boys lo tuvieron todo a su favor. Para ellos hubo una intensa campaña publicitaria, amplia estrategia promocional en los medios, difusión en la radio, concursos y una buena dosis de determinación de un empresario experimentado (José Rafael Dueño) en saciar la curiosidad por la famosa agrupación. A todo esto se unió el bagaje del quinteto, con sus millones de discos vendidos alrededor del mundo, su impacto en la industria del pop y una campaña que creó amplias expectativas en el público, no sólo por lo "suntuoso" de su montaje escénico, sino también por la llama nacionalista que encendió la presencia del integrante del grupo de ascedencia boricua, Howie Dorough Flores. Con esa carta de presentación, los Backstreet Boys iniciaron el sábado en San Juan uno de sus dos conciertos de su actual gira promocional para el compacto Black and Blue. Y con la aparición de los cinco muchachos de Orlando en el escenario, la producción respondió de inmediato a la expectativa creada en torno al montaje del concierto. Con una lluvia simulada de meteoritos, la noche comenzó dando muestras de la creatividad y buena sincronización técnica que les acompaña en esta gira internacional. La sola presencia de Nick Carter, Howie Dorough, Brian Little, A. J. McLean y Kevin Richardson para cantar Everyone fue chispa suficiente para encender los ánimos de una concurrencia dominada por féminas de muy temprana edad. Cientos de banderas monoestrelladas con el nombre del grupo impreso se batieron, mientras las áreas de arena se pusieron de pie para recibir a los ídolos del pop internacional. Estas escenas se mezclaban entonces con los inevitables rótulos que les daban la bienvenida, mientras uno que otro joven llevaba su rostro pintado con los colores alusivos a la campaña promocional del grupo. Los Backstreet Boys aprovecharon la apertura para mostrar de inmediato de lo que se trataba el encuentro: música, ritmo, baile, coreografía, efectos de la tecnología y entre medio, algunos movimientos que provocaban en algunas el despertar de una temprana sensualidad. Con
la aprobación masiva en la mano, Howie
rompió el hielo para dar la bienvenida a sus colegas "a
casa". A renglón seguido estableció
la tónica puertorriqueñista de esa generación de boricuas
nacida en el Norte que están jubilosos porque Puerto Rico le ha
dado al mundo "a Ricky Martin, a Tito Trinidad
y a la nueva Miss Universo". A lo que entonces
procedió con el grupo a dedicar a su país la canción
Shinning Star.
Ya
en el calor del concierto, el grupo utilizó todas las estrategias
que estuvieron a su alcance para mantener cautiva la atención de
su público. Hubo cambios de vestuario y coreografía con bastones
y chaquetones "de punta en blanco" para la canción What
Makes You Different. Cantaron a coro con el
público éxitos como I Want It
That Way, surcaron entre efectos de un fuego
infernal en la canción Not for Me,
y entre imágenes de nubes y cielos cantaron More
Than That. Ante ello, hay que reconocer que
a medida que el quinteto fue adentrándose a la agenda de su programa
musical, fue ganando puntos por méritos propios. Paradójicamente,
no fue en los montajes suntuosos donde más brilló la agrupación.
Mucho menos en la coreografía que, en honor a la verdad, está
lejos de ser el fuerte de este espectáculo musical. En todo caso,
mientras más melosa se tornaba la noche y las baladas se asomaban
en varios mosaicos de éxitos preparados para la ocasión,
mayor era la credibilidad que los Backstreet Boys adquirían ante
nuestros ojos.
Y
era lógico que así sucediera porque, en esos momentos de
poca orquestación y cero distracción escénica, fue
donde se probaron los quilates interpretativos de este grupo floridiano.
Así brillaron por su armonía y acoplamiento vocal. Del mismo
modo, cada uno de sus miembros tuvo la oportunidad de establecerse en buena
lid. Cabe entonces añadir, que más allá de todo su
repertorio romántico, Backstreet Boys
supo añadir a su presentación el tema social The
Answer to Our Lives. Con un vídeo reforzaron
la denuncia ecológica, las tristes escenas de la deforestación
en el Amazonas y el accidente del Exxon Valdés en Alaska. Imágemes
que contrastaron con la invitación a participar en la recuperación
de la fauna y la flora mundial. Ciertamente, ese mensaje le dio coherencia
y substancia a esta presentación musical.
Ya, con el cierre del espectáculo, la interpretación de canciones como Get Another Friend, The Call y The Shape of My Heart, probaron entre vítores y aplausos del público, que Backstreet Boys había triunfado en ésta, su primera velada en San Juan. Con los últimos aplausos de la noche, un Howie Dorough, visiblemente emocionado, se arropó con una bandera puertorriqueña mientras sus compañeros agradecieron al público la asistencia. Y entre efectos pirotécnicos que se limitaron al área de la tarima, el quintento cerró con aires de triunfos en este debut en suelo nacional.
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